miércoles, 23 de julio de 2014

El túnel (1948)- Ernesto Sábato- Oscuro y frío es el lugar donde habitas.A simple vista, El túnel no es más que el relato pormenorizado, escrupuloso, detallado, de un crimen pasional desde la óptica de un neurótico enfermo de celos. Pero si ajustamos la lupa, veremos que se esconde detrás de esta primera obra de ficción de nuestro último gran escritor vivo, una serie de verdades que, tarde o temprano, descubrimos todos los habitantes de esta tierra. La soledad, la falta de contención después de la infancia, la conciencia de que cada ser está condenado a una incomunicación desesperante, porque el lenguaje es lo suficientemente precario para que accedamos al entendimiento real. Éstos son los temas que realmente atañen al túnel.
Nacido en Rojas, provincia de Buenos Aires, el 24 de junio de 1911, Ernesto Sábato se dedicó en primera instancia a la ciencia. Doctorado en Física por la Universidad Nacional de La Plata, en 1938, obtiene una beca para realizar investigaciones sobre radiaciones atómicas en el Laboratorio Curie, en París. Allí sufre una crisis existencial que lo obliga a replantearse su lugar en el mundo y los alcances de la ciencia en lo que a materia de sufrimiento humano respecta. Contrae vínculos con los surrealistas, se entrega a la bebida y a las aventuras amorosas, pese a estar casado con Matilde Kusminsky y ya haber tenido a su primer hijo. En 1940 retorna a la Argentina y luego de pasar unos años enseñando en la Facultad de Ciencias Físico-Matemáticas de La Plata, decide dedicarse de lleno a la actividad literaria y artística. Su primer trabajo será un ensayo, Uno y el Universo, que gana en 1945 el Primer Premio de la Municipalidad de Buenos Aires y el Gran premio de Honor de la SADE. No debemos olvidar que entre 1983 y 1984 preside la CONADEP y realiza la investigación que quedará inmortalizada en el libro Nunca más (también conocido como “informe Sábato”).
En 1948 Sábato publica El túnel, que recibe excelentes críticas y es recomendada por Albert Camus para ser traducida al francés. La novela es una trágica historia de amor entre el pintor Pablo Castel y la aristócrata María Iribarne, narrada en primera persona por el protagonista, desde lo que se supone es su encierro en una clínica para enfermos mentales. Por supuesto que esta historia es sólo una excusa, que permite al autor retratarnos un mundo en que la frivolidad barre con lo profundo; un mundo en que la soledad de los protagonistas está simbolizada por ese túnel, por ese abismo que habita cada corazón humano y que hace imposible la comunicación de las almas.
Enmarcada en la filosofía del existencialismo, El túnel es un paulatino descenso a los infiernos individuales, aquellos que sospechamos, pero que jamás nos atrevemos a mirar de frente. Como dijo el filósofo: “Tenemos el arte para que la verdad no nos mate”.

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